viernes, 25 de julio de 2014

La Poética de Tinku

Un amigo paceño, algo demasiado jungueanológico empero, resume los sentidos del tinku así: "Toda confluencia o encuentro que enfrenta a dos opuestos antagónicos y mutuamente excluyentes, cuyas fuerzas contrapuestas están equilibradas, de tal modo que son iguales entre sí y pueden unirse contradictoriamente en un tercer término" - sin dejar de mencionar su referencia erótico-sexual: el quechua tinkunakuspa, "encuentro sexual prematrimonial de una pareja", que, en contexto comunitario, traduce como "cópula simbólica" que complementa y restituye la unidad y equilibrio entre los dos lotes de un ayllu (F. Montes, La máscara de piedra, La Paz, 1999). Ahora bien, si el tinku restablece la unidad se trata de veras de una unidad dual o doble, si cabe la expresión, por lo cual se podría decir que el tinku a la vez guarda la diferencia: el tinku se da (en uno o en una) entre más de uno (o una), mas no necesariamente entre opuestos o excluyentes. Nomás entre diferentes. Dicho de otro modo, el tinku no disuelve ni supera el diferendo en un "tercer término" más universal, sino, impidiendo la fusión o confusión, da tiempo al entre-tenerse en la diferencia, al entrevero.



Que esto ocurra, aconcaguamente hablando, justo en Lampa - literalmente entonces, al amparo de la luz intimante de la lámpara-idioma aymara, en una litera- pudiera llevarnos a columbrar que el encuentro en cuestión fuera antes que nada amoroso, engendrador acaso, en todo caso deseante, deseoso encuentro, por más dura que sea la litera y por más que sobre la litera dura tal encuentro pudiera volverse a ratos desencuentro. Mas un encuentro asegurado de antemano, un encuentro enteramente programado, previsto y calculado, un encuentro sin riesgo, ¿sería de veras un encuentro? Para concluir ya sin concluir tal vez nada, para darle algún provisorio desenlace a esta inopinada "relación" de la litera dura indígena, vayan pues, económicamente hablando, las siguientes preguntas:

1. ¿Qué estatuto tiene esta relación? ¿Es una historia de verdad, esto es, se fundamenta en algún saber rematadamente cierto? ¿O se trata nomás de una ficción, de una creación o bella invención, perteneciente a lo que Occidente (y especialmente el Occidente moderno) ha venido llamando per secula Literatura? Y si no fuera reducible ni a uno ni a otro estatuto, ni de verdad ni de ficción, ¿qué carajo sería?

2. ¿Es posible hablar de "literatura indígena"? Es posible, qué duda cabe, lo estamos haciendo ahora mismo. En este encuentro. La pregunta es, pero: ¿Es legítimo, justo o conveniente afirmar que las inscripciones indígenas (orales o escritas), las inscripciones memoriosas de los tricarnios aconcaguas, por caso, forman parte de la Literatura? Si la literatura (con y sin mayúscula), tal como se la ha entendido por siglos y tal como se la entiende habitualmente en nuestros días (cf. el Diccionario de la R.A.E.), es producto de una cultura determinada, la "occidental", ¿no estaríamos reponiendo el gesto asimilador, borrador de singularidades y diferencias, al denominar sin más literatura a aquellas tradiciones no occidentales de inscripción y de "relación"? Pero, a la vez, ¿no caeríamos en la reiteración del gesto contrario, que en el fondo acaso no sea sino la otra cara del mismo, gesto de exclusión, si negamos el carácter literario a las inscripciones memoriosas no occidentales, en este caso amerindias? Y si esto es así, ¿cómo responder, cómo ser responsable simultáneamente ante ambas demandas contrapuestas?

3. ¿Qué hay de la posibilidad de la traducción entre culturas? ¿Qué hay de la posibilidad de una traducción no apropiante o no asimiladora entre diferentes tradiciones de inscripción? Una traducción que no asimile el 'contenido' o el 'sentido' del otro (texto), ¿no es acaso lo imposible mismo? ¿Qué hay, sin ir más lejos, de la posibilidad de un poema aconcagua ultra-moderno? Y si las diferencias y diferendos entre culturas, como sugiere nuestra lectura del complejo Aconcagua, tarde o temprano se introyectan en el seno de una misma (dual) cultura, evidenciando con ello que una cultura nunca coincide ni se identifica enteramente consigo misma, que la diferencia "interna" opera como la "externa", ¿desdeñar la aporía de lo imposible en traducción no vendría a ser acaso un gesto suicida?


4. En fin, otra posibilidad, ¿qué hay de una escritura que, sin borrar ni mezclar sin más las diferencias entre culturas, sino enfrentándolas y exponiéndolas, abra campo al encuentro entre proveniencias culturales e idiomáticas diversas? Tal gesto entreverante, tal poética del tinku entre escrituras, ¿no daría acaso lugar a un 'poema' memorioso de las tradiciones y acontecimientos que lo constituyen y a la vez inaudito, un "tinku" sin precedentes? ¿Y a esta escritura del carajo, del carajo entreveraz y tinkudo, a la vez alógena e indígena, aún la vamos a llamar "Literatura"? ¿O, sin tomarle el pelo a nadie, y muy menos a la tradición e institución literaria, pero también diciéndolo aquí sin pelos en la lengua, no fuera acaso mejor diferir la decisión en torno al nombre y a la clasificación de la "cosa"? De entrada, en fin y al cabo, ¿a qué apurar el entrevero.

1 comentario :

  1. Jajajajajaj algún loco peruano queriendo trastocar la esencia del tinku originario de Bolivia para poder plagiar, robar y lucrar en su país.
    Son puras patrañas.

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